Imagínate la escena: andas echando el cotorreo con tus cuates, ya con unas frías encima, y de repente uno saca una bocinita que, de entrada, se ve fresa, pero piensas “a ver si suena chido”. Y ¡pum!, en cuanto suelta la rola, te vuela la tapa de los sesos. Esa bocina no es otra que la Marshall Emberton II, esa joyita portátil que anda rompiéndola machín en todos lados.
Y es que no es para menos, carnal. Marshall no es cualquier marca, lleva años rifándose en el mundo de la música, y ahora, con esta bocinita, demuestra que también sabe armar el relajo en el terreno de las bocinas Bluetooth. La Marshall Emberton II es como ese compa que se ve todo tranquilo, pero a la hora buena saca la casta y pone el ambiente con un audio brutal.
Primero que nada, el diseño está para aventarse un taco de ojo. Tiene esa vibra rockera clásica que caracteriza a Marshall, con su rejilla frontal y el logo que impone respeto. Es compacta, pesa poco más de medio kilo, y cabe en cualquier mochila o incluso bajo el brazo si eres de los que se cargan todo. Además, trae un acabado que aguanta vara: resistente al agua y al polvo, con certificación IP67. O sea, si andas en la peda y alguien la moja por accidente, ni te preocupes, esta bocinita aguanta el despapaye.
Pero vamos a lo sabroso: ¿qué tal suena? Aquí es donde la Marshall Emberton II se pone en modo salvaje. Tiene un sistema de audio multidireccional, o como quien dice, 360 grados de sonido que te envuelve. No importa si la pones en medio de la bola o en una esquina, la música se escucha con potencia, claridad y un bajo que, neta, retumba sabroso en el pecho. No es exageración, compa: esta madre suena bien grueso para el tamaño que tiene.
Además, si eres de los que arma la pachanga todo el día, aquí viene otro paro: la batería rinde hasta 30 horas. Sí, leíste bien, treinta horas de fiesta continua. Y si te quedas sin pila en medio del bailongo, no hay pedo: en 20 minutos de carga tienes para unas tres horitas más de música. Así, de rapidito, sin andar esperando a que cargue todo el día.
Algo chido también es que se conecta con Bluetooth 5.1, que es como la crema y nata en conexiones inalámbricas. Nada de cortes gachos ni retrasos raros. Además, puedes conectar varias bocinas Emberton II entre sí con el modo "Stack Mode", que básicamente es hacer que todas suenen al mismo tiempo, como si tuvieras un sistema de sonido de antro en plena peda familiar.
Si nos ponemos más técnicos (pero sin clavarnos demasiado, no te apures), la bocina trae dos drivers de 2 pulgadas y radiadores pasivos duales. Eso se traduce en que el sonido sale bien balanceado: agudos nítidos, medios chidos y bajos profundos. No esperes un bajo exagerado como de carro tuneado, pero para su tamaño, está cabrón lo que logra. Además, trae una perillita dorada, bien Marshall, para subir, bajar volumen, cambiar rolitas y hasta pausar la música. Todo en una sola ruedita, papá.
En cuanto a precio, ahí te va el chisme: normalmente esta chulada ronda los 4 mil pesos en tiendas como Amazon, pero si andas abusado y cachas una oferta, la puedes agarrar en unos 1,800 pesos, como las que hubo en abril de 2025. Así que si ves un descuentazo, ni te la pienses, porque neta vale cada peso.
Otra cosa que no está de más mencionar es que Marshall le puso su toque verde: el material con el que está hecha no usa PVC y, además, el 50% del plástico usado es reciclado. Así que mientras armas el desmadre, también le echas la mano al planeta. Dos por uno, compa.
Ya en la mera experiencia de uso, no hay mucho que buscarle: es de esas bocinas que sacas, conectas y ya estás escuchando música. No trae modos raros ni configuraciones de ingeniería espacial. Es plug and play, como debe ser. Aunque eso sí, si quieres exprimirle todo el jugo, te puedes bajar la app Marshall Bluetooth, donde puedes ajustar el ecualizador y hacer emparejamientos más finos con otras bocinas de la marca.
Ahora, siendo bien netas, no todo es miel sobre hojuelas. La Marshall Emberton II no trae entrada auxiliar (el clásico cablecito de 3.5 mm), así que si quieres conectar algo que no tenga Bluetooth, te la pelaste. Tampoco tiene micrófono para llamadas, así que si te marcan mientras estás poniendo la playlist del perreo intenso, tendrás que contestar en el celular a la antigüita.
Otra cosilla es que, aunque suena de maravilla, no esperes un volumen brutal como el de una bocina de fiesta tipo JBL PartyBox o algo así. Recuerda que esta chulada es portátil, y su magia está en la calidad del sonido, no en romper tímpanos. Para una carne asada, una tarde en la playita o un cotorreo en casa, es perfecta. Para sonorizar una boda o quince años... pues ahí sí ya se queda corta.
En resumen, la Marshall Emberton II es como ese compa chaparrito que nadie pela al principio, pero que a la hora buena se roba el show. Tiene actitud, tiene estilo y, sobre todo, tiene un sonidazo que no te esperas. Ideal para armar el ambiente sin complicarte la vida, y con la garantía de que la marca sabe lo que hace.
Así que ya sabes, si andabas buscando una bocina que esté perrona, que aguante el trote, que suene chido y que además tenga facha, la Marshall Emberton II es tu gallo. Nada de estar batallando con bocinas chinas chafonas que a la primera mojada ya se mueren. Esta bocina es puro barrio fino, de esos que no fallan.
Y como aquí no inventamos ni tantito, te dejo las fuentes de consulta de donde saqué todo el chisme:
Fuentes de Consulta:
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