Quién lo diría, ¿eh? Hace unos años nos burlábamos de los relojes que vibraban cuando no te movías y ahora resulta que te puedes poner un anillo que no solo sabe si dormiste bien o mal, sino que casi casi te echa bronca si andas de malas, estresado o si te echaste unas chelas de más.
Así es la cosa con el Oura Ring, un anillo inteligente que está llamando la atención por todos lados, no porque brille como los de fantasía o por ser regalo de compromiso, sino porque es el nuevo chismoso tecnológico que se mete en tus hábitos diarios y no te suelta.
Este gadget no tiene pantallita, ni lucecitas, ni nada que parezca sacado del Cyberpunk. A simple vista parece un anillo normalón, elegante, sobrio, pero por dentro está lleno de sensores que te vigilan mejor que tu ex en redes sociales. Y no es broma.
¿Y qué diablos hace?
Pues mira, el Oura Ring básicamente es como ese amigo intenso que todo el tiempo está viendo cómo andas: si dormiste, si te moviste, si andas acelerado, si ya te vas a enfermar. Sí, todo eso y más.
Tiene sensores de temperatura, de ritmo cardíaco, de movimiento y hasta de oxigenación. O sea, mientras tú andas echado viendo Netflix o caminando al Oxxo, este anillito ya está recolectando datos para luego decirte si andas bien, mal, o de plano para el arrastre.
Lo más loco es lo preciso que puede ser. Hay raza que dice que el Oura les avisó que se iban a enfermar antes de que se sintieran mal. Así, sin anestesia. Literal, el anillo les dijo: "Bájale a tu desmadre porque se viene la gripita", y zaz, a los dos días: mocos, tos, cobija y VapoRub.
El rey de la noche
Si hay algo en lo que el Oura se lleva las palmas, es en el seguimiento del sueño. Aquí sí se pone denso: te dice cuánto dormiste, cuántas veces te moviste, si entraste en fase REM, cuánto duró tu sueño profundo, y si soñaste con tu ex o no (bueno, eso último no, pero no estaría mal).
Y no solo eso. Basado en esos datos, el anillo te da un puntaje de “readiness”, o sea, te dice si hoy es buen día para rifártela con el ejercicio, o si más bien te vayas leve porque traes el cuerpo arrastrando la cobija.
Imagínate eso un lunes en la mañana. Tú con cara de zombie, y el anillo diciéndote: “Hoy no te metas al gym, te falta pila, papá”. Pues sí, gracias, Oura, lo sabía desde que abrí los ojos.
¿Y cómo se usa?
Ahí te va lo chido: lo cargas en un cargadorcito tipo base magnética (tarda como 80 minutos en cargar completamente) y te lo pones. De ahí, todo se maneja desde la app del celular, donde puedes ver todos tus datos bonitos, graficados y con colores.
Tiene modo avión, se conecta por Bluetooth, y la batería le dura entre 4 y 7 días, dependiendo qué tanto lo uses. Casi no se siente, y la neta, pasa bien como joyería casual. No estorba, no hace bulto y puedes usarlo para casi todo... excepto para levantar pesas, ahí sí mejor quítatelo porque se raya.
¿Quién lo está usando?
Pues la neta, un montón de gente. Atletas, celebridades y hasta royals. ¿Te suena el escándalo del Rey Juan Carlos? Pues sí, hasta él salió embarrado en notas porque usaba uno de estos anillos para monitorear su salud. A lo que hemos llegado.
También lo usan personas clavadas con el bienestar, el fitness, o que simplemente quieren saber cómo andan en la vida. Es como tener un entrenador personal, un nutriólogo y un terapeuta... pero en forma de anillo y sin tener que agendar cita.
¿Y cuánto cuesta la broma?
Ahí viene lo bueno. No es barato. El anillo cuesta desde los 300 hasta los 550 dólares, dependiendo del modelo (hay uno dorado que parece de narco fino). Pero no se vayan con la finta, porque eso no es todo.
También hay una suscripción mensual para acceder a todos los datos y análisis chulos en la app. Cuesta como 6 dólares al mes, aunque cuando compras el anillo te dan algunos meses gratis. Ya depende si le sigues o no.
Así que ojo, porque no solo es gastar en el anillo. Es como Netflix: si no pagas la mensualidad, nomás ves la portada y tantán.
¿Dónde se consigue?
Aquí viene la jugada buena: según Samsung Magazine, la única tienda oficial autorizada para vender el Oura en varios países es Alza, y además lo entregan al día siguiente. Eso sí, asegúrate de comprarlo donde toca, porque ya hay muchos piratas queriendo vender imitaciones que ni sensores tienen. Casi casi son anillos de feria.
¿Y vale la pena?
Depende. Si eres de los que se pone el smartwatch nomás para ver la hora, igual no le sacas tanto jugo. Pero si sí te clavas con tus hábitos, el sueño, la recuperación física y el estrés... entonces sí, te cambia el juego.
No es un reemplazo del Apple Watch ni de la pulsera Fitbit. Es otra onda. Más discreto, más enfocado en el bienestar general y no tanto en contar pasos o notificaciones. Además, como no tiene pantalla, no te distrae. O sea, es el wearable para los que odian los wearables.
El lado oscuro del anillo (sin albur)
Nada es perfecto, y el Oura también tiene lo suyo. No mide la presión arterial (todavía), no tiene GPS, ni puedes responder mensajes o contestar llamadas como con un smartwatch.
Y si te late cambiar de dedo o de mano a cada rato, puede ser incómodo porque pierde precisión. Además, tienes que sincronizarlo con la app constantemente. Y lo dicho: sin suscripción, es como tener un coche sin gasolina.
Ah, y eso sí: si eres de dedos gorditos, hay que medirse bien antes de comprar, porque elegir mal la talla es un problema. Aunque para eso tienen un kit de prueba que mandan antes de fabricar el anillo.
Fuentes consultadas:
- Vogue México: "Oura Ring Reseña"
- Samsung Magazine: "Alza, distribuidor oficial del Oura Ring"
- La Razón: "¿Qué es el Oura Ring, el gadget que separa al Rey Juan Carlos?"
- Sitio oficial de Oura: https://ouraring.com/
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