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Windows 11: el sistema operativo que llegó para moverle el tapete al escritorio

 Mira, si llevas rato en esto de la computación, sabes bien que cada que Microsoft lanza una nueva versión de su sistema operativo, se arma el borlote. Que si va más rápido, que si ahora es más bonito, que si cambiaron el menú de inicio y la banda se queja... siempre es lo mismo, pero también siempre hay algo que mejora (o eso dicen ellos). Y bueno, Windows 11 no se queda atrás. Desde su anuncio, allá por mediados de 2021, se sabía que venía con cambios bien marcados, de esos que te hacen decir "¡ah caón! ¿y ahora dónde está lo que usaba antes?". Pero también con novedades chidas que valen la pena mencionar.

Windows 11 (foto: windows11freedownload.pages.dev)

Una de las cosas que más ruido ha hecho últimamente, y que está calentando los teclados de medio mundo, es el nuevo rediseño del menú de inicio. Sí, ese menú que aparece cuando le das clic al iconito de Windows y que todo mundo usa para buscar programas, archivos o apagar la compu cuando ya estás hasta el gorro. Pues resulta que ahora le metieron mano... otra vez. Microsoft lo ha rediseñado para que ahora sea más funcional, más ordenadito y, en teoría, más fácil de usar. ¿Lo lograron? Pues ahí depende de a quién le preguntes.

Para empezar, ya no es ese menú chiquito que te salía a la izquierda. Ahora se despliega en grande, ocupando casi toda la pantalla, como si fuera una especie de lanzador de apps a lo Android. Esto lo puedes desactivar, claro, pero por default te saca de onda. Muchos usuarios se quejan de que no es práctico, que es demasiado invasivo, que para buscar una aplicación ahora se sienten como si estuvieran haciendo zapping en la tele, buscando qué ver en lugar de enfocarse en trabajar.

Y mira, siendo honestos, el menú anterior tampoco era perfecto, pero al menos ya estábamos acostumbrados. Aquí, en Windows 11, el enfoque está más en los iconitos, en mostrar las apps ancladas, y luego una lista de "recomendaciones" que la neta a veces no sirven para mucho. Es como si Microsoft pensara que sabe mejor que tú lo que quieres abrir. ¡Ajá, sí, cómo no!

Pero no todo es tirar hate. Hay cosas que sí mejoraron. Por ejemplo, el diseño está más limpio, más moderno, como si la compu se hubiera ido a hacerse un facial y regresara bien fresita. Los bordes redondeados, las transparencias, los efectos visuales... todo eso hace que usar la compu se sienta un poco más "de este siglo". Eso sí, si tu máquina ya está media viejona, estos efectos pueden hacerla sufrir. Windows 11 es medio fresa en ese sentido, porque pide requisitos más altos que su carnal Windows 10. De hecho, cuando salió, se armó la controversia porque muchas computadoras relativamente nuevas no podían actualizarse por no cumplir con el TPM 2.0 o ciertos procesadores.

Y sí, el TPM fue el tema del chisme por semanas. El chip ese que nadie sabía que tenía (o que ni sabía que existía) de repente se volvió el filtro de entrada para el nuevo sistema. ¿Tienes TPM 2.0? Bienvenido. ¿No lo tienes? Sorry, pero a seguirle con Windows 10 o a buscar hacks. Y aunque hubo formas de saltarse esa verificación, Microsoft dejó claro que si lo haces, estás por tu cuenta y riesgo. Literal, te dicen que puede que no recibas actualizaciones si tu hardware no es compatible. Como cuando te lanzas al antro con una credencial falsa: puede que entres, pero si pasa algo, ya ni quien te pele.

Ahora, vámonos a lo bueno: el rendimiento. Si tienes un equipo compatible, Windows 11 puede correr bastante bien. Está más optimizado, los tiempos de arranque son rápidos, y el sistema en general se siente ágil. La multitarea ha mejorado, con nuevas opciones de snap layouts que te permiten acomodar las ventanas en diferentes configuraciones sin tanto desmadre. Ya no tienes que andar arrastrando y redimensionando como loco. Con solo pasar el cursor por el botón de maximizar, te salen opciones para dividir la pantalla como te convenga. Bien pensado, la neta.

También le metieron cariño a los escritorios virtuales, que ahora son más personalizables. Puedes tener uno para el trabajo, otro para el ocio, y cambiar entre ellos con un par de teclas. Para los que somos medio desordenados digitalmente, esto es una bendición. Es como tener varios escritorios físicos, pero sin el tiradero de papeles.

Windows 11 (foto: www.theverge.com)

Otra cosa que llamó la atención es la integración con Microsoft Teams. Ahora viene preinstalado y se integra directamente con la barra de tareas. La idea es que puedas hacer llamadas, videollamadas o mensajear sin andar abriendo la app por separado. Y aunque no todo mundo usa Teams (algunos prefieren Zoom o WhatsApp Web), para el ámbito laboral sí puede ser útil. El chisme está en que no puedes desinstalarlo tan fácilmente. Ahí está, como un roomie que no invitaste pero ya se quedó a vivir contigo.

En cuanto al soporte para juegos, Windows 11 llegó con promesas jugosas. Incluye DirectStorage, una tecnología que acelera los tiempos de carga en juegos si tienes un disco SSD rápido y compatible. También está Auto HDR, que mejora el rango dinámico en juegos que no lo tenían originalmente. Para los gamers, estas cositas pueden marcar la diferencia. Claro, siempre y cuando el hardware lo soporte.

Y hablando de juegos... ¿qué pasó con la compatibilidad? Bueno, aunque Windows 11 corre la mayoría de programas y juegos de Windows 10 sin bronca, hubo casos donde algunas apps daban problemas al principio. Con el paso del tiempo, los updates han ido corrigiendo esto, pero al inicio sí hubo quejas. Lo típico cuando sale un sistema nuevo: hay que aguantar los bugs de lanzamiento mientras se estabiliza el barco.

¿Y qué onda con las actualizaciones? Pues Microsoft aprendió la lección de Windows 10 y ahora las actualizaciones de Windows 11 son más silenciosas, menos invasivas, y más rápidas. Aún así, hay momentos donde el sistema te dice "aguanta, que me voy a reiniciar" justo cuando estás haciendo algo importante. Ya sabes, como cuando tu jefe te manda un mensaje justo en tu hora de comida.

Otro punto que no podemos ignorar es la tienda de aplicaciones. La Microsoft Store fue rediseñada y ahora permite apps Win32 (las clásicas de toda la vida), además de apps UWP y web. También se anunció soporte para apps de Android a través de Amazon Appstore, aunque eso todavía no ha despegado como se esperaba. En México, por ejemplo, esta función ni se ha activado para todos. Es como cuando te prometen que va a llegar el nuevo iPhone a la tiendita de la esquina... pero solo lo ves en comerciales.

En resumen, Windows 11 es como ese compa que se pone guapo y moderno, pero que a veces se le sube un poquito. Tiene cosas bien pensadas, otras que parecen puro capricho, y detalles que todavía deben pulirse. Si tienes una compu nueva, con buen hardware, puede valer la pena el salto. Pero si tu equipo anda raspando la olla, igual mejor esperar a que madure más el sistema y haya más compatibilidad.

Y ojo, Microsoft ya avisó que Windows 10 solo tendrá soporte hasta octubre de 2025, así que tarde o temprano nos va a tocar cambiar. La neta es que, con el paso del tiempo, Windows 11 va a ser el nuevo estándar, nos guste o no. Así que más vale irlo conociendo, adaptarse a los cambios y sacarle provecho a lo que ofrece. Porque eso sí: Windows siempre ha sido un reflejo de la evolución tecnológica... y de lo mañoso que puede ser también.


Fuentes consultadas:

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