Desde que la música es música, los artistas han buscado la manera de que su rollo llegue a los oídos de la raza. Antes era con el vinilo, luego con el casete, el CD, y ahora, ¡pum!, llegó el internet y nos puso el mundo de las canciones en la palma de la mano con servicios como Spotify. Suena rete chido, ¿no? Tener millones de rolas a un clic, armar tu propio bailongo sin tener que cargar cajas y cajas de discos... ¡Es la onda!
Spotify (imagen: webadictos.com)Pero como en todo caldo siempre hay un pelo, esta maravilla digital también tiene su lado B, su carita menos amable. Y es ahí donde entra en escena nuestro buen Rubén Albarrán, un músico que no se anda con medias tintas y que siempre ha levantado la voz por lo que cree justo. Este cabrón, con su trayectoria que ya huele a leyenda, no se ha quedado callado al ver cómo funciona el negocio de la música en estas plataformas de streaming, y ha soltado unas cuantas verdades que nos ponen a pensar.
Para empezar, hay que entender cómo está el rollo. Spotify y otras plataformas similares le pagan una lana a los artistas cada vez que alguien escucha sus canciones. Suena bien en el papel, pero la neta es que las cantidades suelen ser una miseria, ¡una bicoca!, sobre todo para los músicos que no son tan famosos o que apenas van empezando a picar piedra en este difícil camino.
Imagínense la bronca: un artista se mata componiendo rolas que le salen del alma, se gasta una buena lana en grabar un disco que quede perrón, y luego resulta que por miles y miles de escuchadas en Spotify, apenas si le alcanza para unos tacos y un agua fresca. ¡No manches! Así como está el asunto, parece que las plataformas se llevan la mejor parte del pastel, mientras que los creadores, los que le dan vida a la música que nos prende, se quedan con las migajas.
Rubén Albarrán, con la sabiduría que le dan los años de estar en el ruedo musical, ha puesto el dedo en la llaga sobre este tema. No es el único, claro, muchos otros artistas también han expresado su inconformidad, pero la voz de un referente como él siempre tiene un peso especial. Y es que no se trata solo de lana, sino también de cómo se valora el trabajo artístico en esta nueva era digital.
El buen Rubén ha mencionado en varias entrevistas y eventos que este sistema de pagos de Spotify no es justo para los músicos. Dice que se necesita una revisión profunda para que los artistas puedan vivir dignamente de su trabajo. No pide lujos ni mansiones, solo lo suficiente para seguir creando la música que nos llega al corazón y nos hace vibrar.
Además del tema económico, Albarrán también ha tocado otro punto importante: el control que ejercen estas plataformas sobre lo que escuchamos. Con sus algoritmos y listas de reproducción prefabricadas, pareciera que nos quieren dar atole con el dedo, diciéndonos qué es lo que "deberíamos" escuchar. Esto, según el músico, puede limitar la diversidad musical y hacer que muchas propuestas interesantes se queden en el limbo, sin tener la oportunidad de llegar a un público más amplio.
Es como si fuéramos a una taquería y solo nos ofrecieran dos tipos de tacos, los que ellos quieren que comamos, sin darnos chance de probar otras delicias que también existen. ¡Qué chafa! La música es un universo enorme y cada quien debería tener la libertad de explorar y encontrar lo que más le guste, sin que una máquina le diga qué onda.
Rubén, fiel a su espíritu contestatario y a su compromiso con la cultura, no se ha quedado solo en la crítica. También ha buscado alternativas y ha apoyado iniciativas que buscan un trato más justo para los artistas en el mundo digital. Su congruencia es algo que se le reconoce y que lo convierte en una voz importante en este debate.
Spotify (imagen: www.businessinsider.de)Algunos dirán que los tiempos cambian y que los músicos se tienen que adaptar a estas nuevas formas de consumir música. Y en parte tienen razón, la tecnología avanza y no podemos ponerle un freno. Pero eso no significa que tengamos que aguantarnos un sistema que no es equitativo y que pone en riesgo la creatividad y el futuro de la música.
La bronca no es con la tecnología en sí, sino con el modelo de negocio que algunas plataformas han implementado. Se trata de encontrar un equilibrio donde los usuarios puedan seguir disfrutando de un acceso ilimitado a la música, pero donde los artistas también reciban una compensación justa por su trabajo.
Y aquí es donde entra la reflexión para todos nosotros, los que usamos Spotify y otras plataformas similares. ¿Estamos conscientes de cómo funciona el negocio detrás de la música que escuchamos? ¿Nos hemos puesto a pensar si los artistas que tanto nos gustan están recibiendo lo justo por su arte?
Tal vez sea momento de informarnos más, de buscar alternativas que apoyen directamente a los músicos, de asistir a sus conciertos, de comprar sus discos (si es que todavía los sacan), o de usar plataformas que tengan un modelo de pago más justo. Cada pequeña acción cuenta para hacer la diferencia.
Rubén Albarrán, con su mensaje claro y directo, nos invita a abrir los ojos y a no dar por sentado que todo lo que brilla es oro. Nos recuerda que detrás de cada canción hay un ser humano que le dedicó tiempo, esfuerzo y pasión para crear algo que nos enriquece la vida. Y que ese trabajo merece ser valorado y remunerado de manera justa.
Así que la próxima vez que le demos play a nuestra rola favorita en Spotify, acordémonos de las palabras de este gran músico mexicano. No se trata de dejar de usar la plataforma, sino de ser conscientes de su funcionamiento y de buscar maneras de apoyar a nuestros artistas de una forma más equitativa. Porque al final de cuentas, la música es un regalo que nos dan y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que puedan seguir creándola por mucho tiempo más. ¡Órale!
Fuentes de Consulta:
- Entrevistas y declaraciones públicas de Rubén Albarrán encontradas en diversos medios de comunicación (se buscarán y referenciarán específicamente si se requiere un evento o cita puntual).
- Información general sobre el modelo de negocio y las políticas de pago de Spotify, disponible en su sitio web oficial y en artículos de la industria musical.
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